Los mapas mentales han
cambiado mi vida. Vaya inicio. Parece que vaya a venderos una pócima mágica. En
parte así lo veo.
El mapa mental es un método que
permite desarrollar ideas de manera enfocada
y estructurada, pero a la vez de manera libre y creativa. Aun siendo ideas antagónicas, esto es posible.Los mapas mentales tienden a formar una red, como una tela de araña, a partir de una idea central, crecen radialmente y hacia fuera. Tal como ocurre en la estructura mental femenina. Una persona con ese tipo de estructura de pensamiento, es capaz de ver soluciones donde a simple vista no las hay. Todo es posible. Es capaz de relacionar ideas que a priori nunca podrían combinar. Es la estructura de las personas que no se quedan con la primera impresión. Que piensan más allá. Que leen entre líneas. Capaces de plantear una estrategia ganadora, ante cualquier propósito.
En contraposición a ese tipo de pensamiento, está la estructura mental masculina, decididamente ordenada y predecible. Sigue una línea conceptual y lógica. Cuando una persona con este tipo de pensamiento hace algo, podemos adivinar por qué lo hace y cuál será su siguiente decisión o acción. Este tipo de pensamiento es evidentemente útil para ejecutar cualquier proyecto. Sin duda parece que servirá en el proceso operativo.
¿Para qué sirven?
Los mapas mentales por
tanto, pueden ayudar a explotar ideas, a
partir de un objetivo central. Sirven para dirigir la creatividad de un equipo o la propia. ¿Quién no ha
tenido la impresión que le pasan ideas por la cabeza, de manera repetida, pero
nunca sabe cómo ponerlas en valor? Los mapas mentales ayudan a ordenar ideas
que vuelan a nuestro alrededor.
El proceso que puede
seguirse con los mapas mentales es,
primero pienso, luego ordeno y finalmente planifico la acción. ¿Cómo utilizarlos?
En primer lugar es clave
tener claro cuál es el objetivo de
nuestro proyecto. En ocasiones definir el objetivo con un verbo en infinitivo
suele ayudar. Por ejemplo, “planificar mi vida” o “encontrar trabajo” o
“desarrollar un mapa mental”. Una vez lo hemos definido, podemos escribirlo en medio de una hoja en
blanco. A partir del objetivo, extraemos
entre 5 y 8 líneas radialmente,
y en el otro extremo de éstas, escribimos las ideas de nivel primario. Por
ejemplo, a nivel primario, en el proyecto “planificar mi vida”, pondría “qué
quiero”, “qué me gusta”, “qué puedo hacer”, “con quién”. A nivel primario, en
el proyecto “encontrar trabajo”, pondría “qué se hacer bien”, “dónde buscar
trabajo”, “establecer mi red de contactos”. A nivel primario en el proyecto “desarrollar
un mapa mental” pondría “cuál es el objetivo”, “cuántos niveles exploto”, “qué
criterios utilizo en cada nivel”, “solo o en equipo”. A nivel secundario, en el
primer caso, “planificar mi vida” (objetivo) y “qué quiero” (nivel primario),
pondría “ser feliz” y “hacer feliz”, por ejemplo. Y de esta manera podríamos
hacer crecer cualquiera de los tres mapas mentales planteados, hasta el nivel
de detalle deseado.
La pregunta del millón
es, ¿mejor con hoja en blanco o con una aplicación informática? Depende de
cada uno y de donde te pille la necesidad o la inspiración. Hay quien incluso
ha desarrollado en su iPAD el mapa mental de su vida y lo va actualizando día a
día. Si estás leyendo esto, perdona por hacerlo público, y gracias por
compartirlo conmigo. Quién eres solo lo se yo, pero seguro que ¡tu familia,
jefes y amigos lo disfrutan!
En cuanto a las
aplicaciones open source del mercado son casi infinitas. Por decir alguna
gratuita, en mi caso utilizo CMAPTOOLS y
FREEMIND, pero aconsejo buscar, probar y decidirse.
¿Cuándo utilizarlos?
Las personas que hemos
incorporado el mapa mental como utilidad cotidiana, tanto a nivel personal como
profesional, lo utilizamos para fines
sorprendentes y en momentos insospechados. Tengo un amigo que los utiliza
para ligar. Se plantea un objetivo, explota ideas para conseguirlo, en varios
niveles, aunque en este caso, como suele pasar, el problema está en la
ejecución de alguna idea primaria, por ejemplo en “hazle reir” o “sorpréndela”.
En mi caso, utilizo los
mapas mentales para plantear una reunión
complicada. Cuando llego a la misma, cuento con un mapa explotado de ideas
ordenadas, útil como índice de temas a tratar. En el proceso de diseño de un proyecto, siempre utilizo
el mapa mental para establecer las fases (nivel primario) y las actividades
(nivel secundario). En el momento de plantear el índice de un libro, de un informe, de un artículo o de un post como
éste, el mapa mental siempre es el primer paso (ver el gráfico “post mapas
mentales”). Incluso lo he utilizado para asesorar a personas o empresas, con
problemas o proyectos que necesitan desarrollar, pero no saben cómo.
A tener en cuenta
Algunas sugerencias de
uso, por la experiencia de más de 15 años utilizando esta herramienta. En
primer lugar debéis tener en cuenta que vuestros mapas mentales son vuestro
conocimiento, son vuestra estrategia, son vuestro “secreto”. Por tanto,
utilizad su resultado, pero evitad
enseñarlo si no es necesario. En segundo lugar tened en cuenta que no
siempre es la herramienta adecuada ni debe utilizarse para todo. No hace falta
planificar todo en la vida. Y por último, combinad siempre el uso de mapa
mental en la planificación, con la improvisación propia de los latinos, ante
los imprevistos. Es sin duda una combinación
perfecta.
Benvingut Pere!! :D
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